Edgar Gallardo: Biografía de un Empresario Exitoso

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En 1844, aparecen empadronados en la gaditana calle Sopranis núm. 92 primero izquierda del Barrio de Santa María, aunque ya llevaban algunos años de residencia en la capital.

Fernando Quiñones en su conocido libro “De Cádiz y sus Cantes” lo suponía nacido en el siglo XVIII, con el oficio de guantero, y según sus últimos testimonios, residente en la gaditana calle Cristóbal Colón.

Rafael Sevilla López nació en El Puerto en 1924, se educó en el colegio Bellas de Bellas Artes y en el de La Pescadería.

Huérfano de padre antes de cumplir los dos años de edad, muy pronto, a los trece años empezará a trabajar en Bodegas Terry, empresa en la que se jubilará.

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Fotografía en el colegio de Bellas Artes, antiguo Convento de Santo Domingo, poco antes de la Guerra Civil, en la etapa final de la Segunda Republica.

El maestro de escuela don Salvador Adame Castro en el centro de la fotografía con todos sus alumnos: Salmerón, los hermanos Arniz, Gabriel Cuevas Flores, Carrasco de la Bandera, los hermanos Villarrubia, Luis Gago García, los hermanos Valiente… Francisco Domínguez Ramos, Enrique Gago García, Francisco Ramírez Bermúdez, Benítez, José Contreras López, Contreras, José Molina Benítez, José Zerola, Sánchez, Benjamin Lora Atalaya, Guerrero, Rafael Sevilla López, José Buhigas Guilloto, Cobo, Chaparro, Antonio Domínguez Ramos, Antonio Gallardo Carvia, Esteban Caamaño Bernal, José Camacho Velazquez, Manuel Lora Atalaya, Cordero, Francisco Gutiérrez de Celis y Manuel Fernández.

En la fila cuarta, de izquierda derecha, el niño cuarto con boina es Atienza, quien falleciera en la División Azul.

En 1950 se atrevió con el teatro, esta vez como autor, escribiendo una obra que fue estrenada con el título de ‘Entre espinas y rosas’.

Ya Rafael había sido premiado con anterioridad en algunas publicaciones locales y provinciales por sus textos y poesías.

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Era el hermano más antiguo de la Hermandad de los Afligidos, --el número 1-- que fundó junto a otros compañeros de trabajo.

Rafael Sevilla a la izquierda, y su mujer, Manuela Ramirez, en Almonte.

Al realizador rumano Valerio Lazarov, primer director general de Telecinco le sirvieron de inspiración El Puerto y alrededores para una serie de especiales que preparaba para TVE en el otoño de 1971 y que se rodaron íntegramente en la provincia de Cádiz, hace ya 40 años.

Este programa formaba parte de la estrategia de la televisión nacional de ofrecer unos contenidos que hicieran creer a la población que vivían en un país moderno y libre de censuras.

Unos años antes Lazarov, literalmente huyendo del régimen de Ceaucescu, había despuntado en la cadena española con el musical ‘El irreal Madrid’.

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Aunque en los títulos de crédito de ‘360 grados en torno a Marisol’ no aparece nada sobre los lugares elegidos (incluso en la Wikipedia se habla de "la provincia de Málaga"), el programa emitido en 1972 en la Primera Cadena fue un escaparate turístico de El Puerto y Cádiz, a mayor gloria para el relanzamiento de la carrera de Marisol.

El castillo de San Marcos de El Puerto, a lo Polanski-Lazarov quería emular a Polanski en 'El baile de los vampiros' y creó una versión carpetovetónica en el castillo de San Marcos, en El Puerto, para este programa de Marisol de 1972.

En la casa número 7 de calle Larga, cuyo lamentable aspecto actual, como el de la histórica finca que le sigue, el número 9, la mansión de los Mera-Winthuyssen (ver nótula 756) es prolongadamente indecoroso y no se entiende la desidia municipal al respecto, existió desde setiembre de 1919 hasta hace pocos años una lápida conmemorativa del nacimiento en aquel lugar, el 31 de agosto de 1895, de Juan Luis Iribarren Jiménez, teniente de Regulares que, según rezaba en el texto de la lápida, “murió gloriosamente en el combate de Beni-Hogmar, en Marruecos” cinco meses antes.

Finalizaba la inscripción indicando: “La Ciudad por suscripción popular le dedicó este recuerdo a fin de perpetuar la memoria de hijo tan distinguido”.

El acuerdo municipal para este homenaje tuvo lugar en la sesión del 9 de abril, al siguiente día de conocerse la noticia de su fallecimiento.

Presidió dicha reunión el alcalde Sr. Piury, quien comunicó oficialmente a la Corporación el fallecimiento de su joven paisano, “muerto heroicamente luchando por su Patria en la zona española de Marruecos” haciendo constar el hondo pesar de los integrantes del consistorio por “tan sensible desgracia” dando las condolencias a su tío Javier Jiménez González y a su hermano Ramón Iribarren, compañero de concejo.

Y la consumación del acto, es decir, la solemne inauguración, mejor dicho, descubrimiento de la lápida tuvo lugar el 8 de septiembre, después de la función de la Patrona, organizándose una procesión cívica con el alcalde y los ediles asistentes desde la iglesia Mayor Prioral hasta el domicilio donde nació, acompañados de la banda de música municipal, siendo recibidos en la puerta por el tío del homenajeado, Javier Jiménez González.

Grabado de Taylor & Cooker.

El edificio de la izquierda es una mansión de un miembro de la familia Vizarrón y el de la derecha, la casa propiedad de ‘los Giles’, donde estaban ‘Los Maera’ y en la actualidad está el Bar ‘La Garnacha’.

Parece mentira que Cádiz y los Puertos que fueron los pilares fundacionales del flamenco, no se hayan percatado de que estamos en 2012 y que en 1812 ya bullían en Cádiz y los Puertos muchísimos gérmenes de cante, unos ultramarinos, otros de raíz propiamente gaditana, pero todos rodados por la tradición oral que venía desde antiguo.

El llamado “cante de ida y vuelta”, no es cosa de un día.

Pero mucho antes, en el XVIII, no hay que olvidar a los gitanos censados en El Puerto de Santa María, en 1717 y 1783, como “ausentes en las Indias”, me imagino que como tripulación, porque no figuran en el Catálogo de Viajeros.

Y entre esos “ausentes en las Indias” están el padre y un hermano del herrero, hoy confirmado portorrealeño, nacido en 1755, pero vecino de El Puerto, casado en Jerez y nuevamente vecino de El Puerto, Luis Fernández Morón, “el de la Juliana”.

Y “ausentes en las Indias” son, en los documentos del XVIII, los gitanos portuenses Juan Bermúdez, Juan Francisco de Padilla y Pedro Cintado, que se “ejercitaban en navegar a Indias” y “pocos días después” del registro de 1717 hicieron viaje “en los navíos de Buenos Aires”.

Volvieron “por carnestolendas” de 1721.

También, en el registro de 1717, los gitanos portuenses Alonso Ramírez y Antonio Conde son “navegantes a Indias”.

Gaspar de la Oliva ‘el Nene’, Agustín de Aranda José Sierra, Diego Felipe Núñez, Domingo Francisco Díaz o Tomás Rivero, gitanos de El Puerto, figuran como “ausentes en Indias”.

En muchos cantes, en las soleares apolás, en la caña -la caña dulce--, por ejemplo, o en ciertas bulerías de los Puertos y en los tangos se aprecia claramente la influencia americana.

Toda la constelación de cantiñas que nacen en el cerco de Cádiz, al amparo del fervor popular, deben ser puestas al conocimiento del pueblo gaditano en el 2012.

Pero con rigor científico.

Me temo que van a salir muchos marisabidillos que, nos van querer sorprender, otra vez, con los “hallazgos” falsos, como siempre sucede, y se van a arrimar al poder para sacar tajada.

¡Mucho cuidado!

Se impone un serio Congreso, con gente seria, que la hay, para que aflore todo el rico cante del Cádiz de 1812, fruto de trabajos de campo concienzudos y de rebuscos documentales serios.

Veremos.

La familia Gónima es de origen griego, dos de cuyos miembros se establecieron en España.

En Málaga Rafael Gónima Llanos que emigró a las Indias, siendo el origen de las familias Gónima que habitan en aquel continente.

El otro se estableció en Moyá (Barcelona) en cuyo Archivo Histórico existe documentación sobre esta familia que comienza en 1400.

Un miembro de esa familia José Gónima Puig tejedor de lana, tras casarse en Moyá con Marianna Passarell, emigró a Barcelona.

Tuvo numerosos hijos de los que uno, Erasmo Gónima Passarell, montó una fábrica textil, llegando a ser uno de los más importante industriales de la Barcelona del siglo XVIII.

Su hermano Antonio Gónima Passarell, tuvo diferencias con él, abandonando Cataluña y marchando a Cádiz donde se casa en 1776 con Gertrudis Albandéa San Martín y estableciéndose en el Puerto de Santa María como tablajero.

El 18 de febrero de 1810 organizó, por orden del Gobernador Marqués de Tamanal, una corrida de toros en agasajo al monarca José I, ‘Pepe Botella’.

Sin embargo, la población, en rebeldía con el invasor francés, no a sitió al festejo a pesar de ser el acceso al mismo gratuito.

José Cándido, hijo del Cándido fallecido en la Plaza portuense 39 años antes actuó en la corrida, que le costó al organizador 20.173 reales de vellón que nunca cobraría de las autoridades por falta de fondos, aunque le permitieron para resarcirse que diera otra corrida para compensar los gastos de la primera.

'El rey José I en la Bahía de Cádiz', cuadro de Augusto Ferrer Dalmau Nieto.

Otro de los hijos de Antonio nacido en 1791, Domingo Gónima Albandéa, contrajo matrimonio en El Puerto en 1839 con Josefa Gallo Bono de ascendencia genovesa, teniendo un hijo Domingo Gónima Gallo que nació en 1852 y murió en Cádiz en 1936.

De oficio actor dramático, en 1904 se hallaba en la compañía de Eustaquio Salado actuando en Albacete con una obra de Joaquín Dicenta.

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