Empresario Sin Estudios: Casos de Éxito Inspiradores

Más del 90% de los emprendedores de España y la Unión Europea cuentan con un título universitario. A escala global, la tasa de emprendimiento es también superior entre quienes han pasado por la universidad. Pese a estas cifras, en el ecosistema hay casos que demuestran que emprender sin estudios y tener éxito también es posible.

Estadísticas del Emprendimiento y la Formación Académica

En España, un 97% de los emprendedores tienen título universitario y al menos un 70% cuentan con una titulación de máster, según el informe 'La contribución socioeconómica de South Summit en España'. A escala global, el informe '2022/2023 Global Entrepreneurship Monitor (GEM) Global Report: Adapting to a New Normal' refleja que la tasa de actividad emprendedora es mayor entre quienes tienen estudios, salvo en casos concretos como Brasil, Arabia Saudí, Túnez o Qatar.

Aunque las estadísticas indican que la mayoría de los emprendedores tienen un título universitario, emprender sin estudios también es posible. Aunque hay emprendedores que fracasaron antes de alcanzar el éxito, también hay ejemplos que demuestran que emprender sin experiencia, pero de manera satisfactoria, es posible.

A continuación, exploraremos algunos casos de éxito de empresarios que no completaron sus estudios universitarios, demostrando que la pasión, la visión y la perseverancia pueden ser más importantes que un título.

Emprendedores Famosos Sin Título Universitario

Mark Zuckerberg (Facebook)

Antes de su cierre, no obstante, Facemash lograría sumar más de 22.000 visualizaciones. En 2017, el magnate (que actualmente acumula una fortuna de más de 64.000 millones de dólares, alrededor de 59.000 millones de euros) recibió un título honorífico de la Universidad de Harvard. El magnate se adentró en la aventura emprendedora sin ningún tipo de experiencia, tras lanzar una primera página web en la que sus compañeros de Universidad podían puntuar el atractivo de otros estudiantes, y triunfó. La historia de Zuckerberg no es única.

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Bill Gates (Microsoft)

La historia de Bill Gates guarda semejanzas con la de Zuckerberg. En concreto, Gates se matriculó en Derecho en 1973, a pesar de que durante su adolescencia ya había mostrado interés y talento por la programación. Actualmente, Microsoft es una de las marcas más valiosas del mundo, según la consultora Kantar, y Bill Gates uno de los hombres más ricos del planeta según Forbes, que señala que su patrimonio se sitúa en 104.000 millones de dólares (unos 95.000 millones de euros).

Steve Jobs (Apple)

Era 2005. Steve Jobs, el ya fallecido fundador de Apple, se dirigía a los estudiantes de la prestigiosa Universidad de Standford. Ellos se disponían a graduarse y deseaban escuchar palabras de aliento de uno de los artífices de la revolución tecnológica de las últimas décadas. “Decidí dejarlo. En su momento me dio miedo, pero en perspectiva fue una de las mejores decisiones de mi vida”, afirmaba Jobs ante el asombro de su auditorio.

El fundador de Apple se justificaba: “No tenía ni idea de qué quería hacer con mi vida, y menos aún de cómo la universidad me iba a ayudar a averiguarlo”. Steve Jobs es uno de los miembros más destacados de ese grupo de emprendedores de éxito que no celebraron su graduación universitaria. Sus razones y su perfil no distan mucho de los del resto. Jóvenes con grandes inquietudes que no son respondidas en las aulas y que deciden iniciar la batalla sin pasar por ellas.

Steve Jobs es uno de esos genios y visionarios que la humanidad da después de varias décadas. Sin contar con estudios universitarios finalizados fue capaz de llevar a cabo inventos conocidos en todo el mundo como el iPod y el iPad dentro de la propia empresa fundada por él y que a día de hoy cuenta con una de las mayores capitalizaciones bursátiles del mundo: Apple.

Jan Koum (WhatsApp)

Detrás de esta popular 'app' se encuentra Jan Koum, otro emprendedor que tampoco acabó sus estudios universitarios. Koum, que cuando era adolescente emigró desde su Kiev natal a Estados Unidos, se matriculó en la Universidad Estatal de San José, donde comenzó sus estudios en matemáticas y ciencias de la computación.

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Sophia Amoruso (Nasty Gal, Girlboss)

Sophia Amoruso es la fundadora de la marca de ropa Nasty Gal y de la plataforma digital para mujeres Girlboss. Esta emprendedora, que nunca fue a la Universidad, se adentró en el mundo de los negocios en 2006 y a través de eBay, donde comenzó a vender ropa 'vintage'. En 2012, la marca sacó su primera colección de ropa y alcanzó unos beneficios de cerca de 100 millones de dólares (88 millones de euros al cambio). Lanzada en 2017, la plataforma consiguió recaudar 3,1 millones de dólares en 'venture capital' en su primer año en el mercado y fue vendida dos años después, en 2019, a la firma de inversión Attention Capital.

Richard Branson (Virgin Group)

Virgin Group es un conglomerado de empresas pertenecientes a una amplia variedad de sectores, como la salud, la banca, las telecomunicaciones o la música. Este empresario es otro ejemplo que demuestra que emprender sin estudios también es posible. En su caso, el magnate ni siquiera entró en la universidad, ya que con 15 años decidió abandonar los estudios para adentrarse en el camino del emprendimiento.

Para mejorar las ventas de la revista, Branson decidió empezar a vender discos por correo postal. Esta idea, si bien no impidió el cierre de la publicación en 1972, sí daría pie a la discográfica Virgin Records, la primera empresa de su futuro imperio.

Marcos Alves (ElTenedor/TheFork)

ElTenedor, la famosa plataforma de reserva online de restaurantes, es también fruto de un emprendedor sin estudios superiores: Marcos Alves. Después de esta infructuosa aventura, Alves volvió a emprender en 2006, año en el que fundó ElTenedor. La empresa, que en 2021 cambió su nomenclatura a TheFork, fue adquirida por TripAdvisor en 2014.

Otros Emprendedores Inspiradores

Son empresarios y todos ellos no superan los 30 años. Sus empresas tocan el éxito con millonarios ingresos anuales.

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  1. Emprendedora Licenciada en ADE y con un MBA: Empezó desde muy joven, exactamente a los 16 años, cuando presentó una idea a una empresa y la acabaron implementando. Siguió con Glue Concept y a los 23 años fundó GOI, una startup de transporte de objetos voluminosos (muebles y electrodomésticos) que busca el liderazgo en su sector.
  2. Cuatro amigos y empresarios de Elche: Creaban páginas de comercio online para otras empresas. Viendo que era muy sencillo, decidieron lanzar la suya propia vendiendo gafas de sol. Ahora cuentan con famosos en sus campañas y no paran de abrir tiendas físicas. Han sabido revolucionar el mundo de las compras por Internet.
  3. Ángela Cabal y Javier Aracil (Mr. Wonderful): Este matrimonio empresario no tenía en mente emprender. Mientras planeaban su boda desde su sofá, se dieron cuenta que habían pocas empresas dedicadas a ello, así que aprovechando que ambos son diseñadores gráficos crearon su invitación de boda. Fue tan grande el éxito que decidieron tener sus propios clientes y, más tarde, dedicarse a ello a tiempo completo, dejando sus respectivos trabajos. Seis años después son una empresa de 150 empleados, centrada en sus diseños en libretas, tazas, fundas de móvil, camisetas, etc.
  4. Emprendedor de Badi: Dejó su trabajo y fundó Badi, una aplicación que permite conectar personas que alquilan una habitación con aquellos que buscan una. Tiene 22 trabajadores menores de 30 años a su cargo y en 2015 fue elegida la mejor aplicación española por la plataforma The App Date.
  5. Emprendedor de Bookish: Le apasionan los libros, tanto que dejó la carrera de Derecho y se licenció en Estudios Literarios, acabando como agente de autores y libros. En una feria del sector se dio cuenta que hay demasiados libros y que para los lectores es difícil encontrar uno que realmente les entretenga y les emocione. Así que fundó Bookish, una suscripción literaria personalizada con la que cada mes recibes un libro.

Lecciones y Consejos para Emprender Sin Experiencia

De cara a emprender sin experiencia, es imprescindible que estos emprendedores sean perseverantes. Además, deben hacer un buen análisis de mercado que les permita conocer las necesidades de los consumidores, a las que deberán adaptarse para poder construir un producto o servicio capaz de captar clientes.

El que eligieron nuestros protagonistas no es un camino fácil. Primero, por las razones que les llevaron a ello, pues la mayoría no sentía que la Universidad estuviera alineada con sus objetivos de vida. “El nivel de frustración fue brutal… Lo que yo quería era montar empresas innovadoras y me encuentro estudiando matemáticas todo el día”, recuerda Dídac Lee, fundador de de Inspirit.

Si tienes una idea de negocio clara y que crees que puede triunfar, continúa con ella. ¡Qué no te asuste convertirte en un joven empresario! Piensa que algunos han sido emprendedores incluso de niños! Si antes de emprender quieres probar o generar ingresos, en InfoJobs encontrarás miles de ofertas que encajan con tu perfil. Nuestros protagonistas sustituyeron el aprendizaje en las aulas universitarias por el trabajo sobre el terreno.

Tener una red de contactos, amplios conocimientos financieros y experiencia dentro del entorno emprendedor puede ser de gran ayuda de cara a poner en marcha un nuevo proyecto empresarial, pero no resultan imprescindibles para triunfar.

La Importancia de la Formación Complementaria

Junto a esa frustración, la elección fue complicada por las consecuencias que acarrearía no formarse en la Universidad: el surgimiento de importantes lagunas al abordar la gestión de sus empresas. Unas carencias que, a la postre, marcarían sus primeras experiencias. “Me faltaban ciertos conocimientos de recursos humanos, finanzas, marketing… No había tenido experiencia”, reconoce Marcos Alves, promotor de la plataforma de reserva de restaurantes online ElTenedor.es.

La escasez de conocimientos sobre finanzas, recursos humanos o ventas ha sido sustituida por un nutrido grupo de colaboradores especializados. Salvados esos escollos y con los proyectos en una fase de consolidación, llega el momento de prepararse a fondo para gestionar. Pertrecharse con una formación más específica con la que enfrentarse a retos mucho más complejos.

Carlos Blanco decidió, con 43 años y numerosos proyectos a sus espaldas, cursar un programa de alta dirección en una escuela de negocios. Abordar un máster especializado en management tras años de practicar el método de ‘ensayo-error’ tiene, según Marcos Alves, varias ventajas. Para él, éste es el mejor momento, pues se afronta con un bagaje previo que permite al emprendedor hablar “el mismo idioma” que los que suben a la palestra a diario. Esa formación específica puede incrementar las probabilidades de éxito empresarial. Al menos es lo que concluye una encuesta elaborada por el periódico Financial Times entre las cien principales escuelas de negocio.

El Mito del Emprendedor Joven

Iconos de la nueva economía digital como Steve Jobs o Mark Zuckerberg han contribuido a reforzar el mito de que los emprendedores suelen ser veinteañeros. Pero, si nos fijamos en la globalidad de las personas que emprenden, nos damos cuenta que estos caos son bastante aislados. Es difícil crear un “hit empresarial” en la veintena. La media de edad aumenta cuando hablamos de emprendedores exitosos.

En esta dirección, el estudio “The Anatomy of an Entrepreneur”, elaborado por Kauffman Foundation, nos ofrece una radiografía real del perfil habitual de un emprendedor. Suele reunir las siguientes características:

  • La edad media para emprender es de 40-45 años en todo el mundo.
  • Casi la totalidad de los encuestados tienen estudios universitarios y la mitad de ellos cuentan con formación de postgrado.
  • La mayoría de ellos reconocieron ser “emprendedores seriales”; es decir, cuando consiguieron el éxito con su empresa ya habían emprendido anteriormente, de medio 2.3 compañías.
  • Más de la mitad de los emprendedores encuestados no venían de familia emprendedora, crearon una empresa por primera vez en su familia.
  • Una cifra superior al 75% de los emprendedores habían trabajado anteriormente, al menos durante seis años, como empleados por cuenta ajena antes de embarcarse sus propios proyectos.

En la misma línea, una investigación del Massachusetts Institute of Technology (MIT) apunta a que la edad promedio para crear una empresa son los 45 años, también cuando hablamos se startups tecnológicas y las codiciadas empresas-unicornio (startups que alcanzan un gran valor en el mercado en muy poco tiempo).

Aunque Jeff Bezos, Steve Jobs o Bill Gates, entre otros, estuvieran en su veintena cuando fundaron sus negocios, alcanzaron sus máximas cifras de negocio décadas después: Jobs había cumplido ya los 52 años cuando lanzó al mercado el iPhone; y Jeff Bezos sumaba ya 45 primaveras cuando Amazon alcanzó los mayores niveles de crecimiento empresarial.

Conclusión

Con cursos especializados o sin ellos, la historia de estos emprendedores que deciden lanzarse sin formación universitario no es excepcional. De hecho, es mucho más común de lo que cabría esperar. Al menos, sobre el papel. Y el reciente informe de la Fundación BBVA-Ivie sobre Crecimiento y Competitividad lo corroboraba. Puede que haya quien deduzca de este dato que la Universidad está aún alejada de las preferencias de los potenciales empresarios.

Y ahora, con la experiencia vivida, cabe preguntar a quienes esquivaron las aulas si harían lo propio en caso de poder dar marcha atrás. Todos confirman que repetirían el mismo guión.

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