El liderazgo, considerado la "quintaesencia" del management, ha evolucionado hasta convertirse en un arte. A pesar de la extensa literatura sobre el tema, seguimos buscando descifrar sus códigos, matices y esencia.
La atención contemporánea a menudo se centra en slogans llamativos y aforismos deslumbrantes, que pueden simplificar en exceso la complejidad del liderazgo. Un ejemplo ficticio sería: “El liderazgo que transforma vidas y organizaciones es el que guía con el corazón”, seguido de un “si te gusta dale a like”.
Además, el liderazgo ha sido adornado con múltiples “apellidos”, tales como: auténtico, efectivo, femenino, transgresor, inspirador, basado en datos, transformador, emocional, resiliente, sostenible, digital y humanista. Se busca que el concepto "suene a nuevo", pero en esencia, la dificultad radica en implementar lo que se supone que un líder debe hacer.
Definiciones Clave
Buceemos, pues, en el concepto y veamos qué entendemos por liderazgo:
- Dirigir: Enderezar, llevar rectamente algo hacia un término o lugar señalado; guiar, mostrando o dando las señas de un camino. Encaminar la intención y las operaciones a determinado fin. Orientar, guía y aconsejar a quien realiza un trabajo.
- Mandar: Imponer un precepto. Encomendar o encargar algo. Manifestar la voluntad de que se haga algo.
- Gobernar: Guiar y dirigir. Mandar con autoridad o regir algo.
Tanto la definición, estar a la cabeza de un grupo, como la de sus sinónimos contienen palabras que describen elementos clave dentro del liderazgo como estar al frente, guiar, orientar e influir.
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En 1994, Ronald Heifetz describió el liderazgo como un conjunto de estrategias y prácticas para superar obstáculos, lograr cambios significativos y adaptarse a entornos complejos. A ese respecto decía “el liderazgo exige la valentía de desafiar las expectativas poco realistas de las personas, al mismo tiempo que se les anima y desarrolla para asumir ese desencanto y transformarlo en aprendizaje para crear empresas y sociedades más sostenibles”.
En clave de “talento” podríamos hablar de que “el talento para el liderazgo hay que medirlo por el poder de resolver bien los problemas que se plantean con personas, proyectos, clientes, proveedores…, con muchos “jugadores” y “actores”. Puestos a poner apellidos podríamos ponerle también el apellido de “inteligente”.
El Poder en el Liderazgo
Sí, el liderazgo para poder accionar ha de tener poder, aunque esa palabra en los “slogan epifánicos” no salga y no guste, y no pasa nada, porque “el buen liderazgo,” tenga el apellido que queramos ponerle, hace buen uso del poder; el poder del cargo, lo que llamamos “la potestas”, para poder tener acceso a los recursos, tener capacidad de decidir, porque si preguntamos a una manager que, aunque con cargo, en realidad no tenga “poder” seguro que nos encontramos con un perfil frustrado y que sufre por la incapacidad real de acción.
Pero además de “potestas”, el líder necesita de la “auctoritas”, que es cuando el equipo, las personas, te erigen “líder”, te reconocen como tal, porque tus actos y comportamientos están a la altura de ofrecerte su confianza y ahí es donde se reconoce el liderazgo natural. Hay mucho perfil con potestas y sin auctoritas, mucho jefe pero no líder, que diría un slogan. Y también al revés, y se pasa mal, porque, aunque te reconozcan líder, si no tienes acceso al poder para accionar cambios, seamos realistas, todo queda en nada.
Un líder al frente de un equipo ha de tener ambas, potestas y auctoritas para poder comprender las fuerzas en juego, saber encontrar los puntos en que apoyarse para cambiar el rumbo y poseer el criterio, la lucidez y el coraje de llevarlo a cabo. Pero solo no puede.
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Liderazgo Humanista: Más Allá de la Empatía
Quisiera detenerme ahora y hacer una pequeña reflexión sobre el liderazgo humanista, que como concepto de partida es maravillo, pero si nos centramos en lo que se nos traslada a veces como “humanista” creo que se queda en un humanismo epidérmico, impostado y superfluo que abusa del concepto de empatía.
El humanismo fue un movimiento filosófico y cultural que surgió en Europa durante el siglo XIV. Se inspiró en la cultura y filosofía grecorromana, priorizó la razón por sobre la fe y se interesó por el concepto del hombre como centro del universo. Nació en las ciudades de Roma, Florencia y Venecia con los trabajos de Dante, Petrarca y Boccaccio. Los filósofos Erasmo de Rotterdam (“Elogio a la Locura”, lectura que recomiendo por su sorprendente actualidad), o Miguel de Montaigne fueron los dos mejores representantes de este humanismo brillante.
El humanismo se caracterizó por su culto al clasicismo, por promover una lectura analítica, un pensamiento crítico (no es nuestro mejor momento en esta competencia) para aproximarnos a un realismo que proporcionaría una comprensión plena del presente.
Críticas a los "Apellidos" del Liderazgo
- Liderazgo auténtico: “Sé tú mismo”. Suena inspirador, pero liderar implica adaptarse, aprender y evolucionar.
- Liderazgo optimista: “La actitud positiva lo es todo”. El optimismo es necesario, pero no reemplaza la estrategia, la preparación ni la toma de decisiones difíciles.
- Liderazgo empático: “El líder siempre escucha a todos”.
- Liderazgo voluntarista: “Todos somos líderes”. Democrático, sí. Realista, no tanto.
- Liderazgo humilde: “El líder debe ser siempre humilde”. La humildad es una virtud, pero llevada al extremo puede convertirse en inseguridad o falta de dirección.
- Liderazgo de consenso: “El líder debe evitar el conflicto”. El conflicto es inherente al ser humano (digamos que es muy humanista) ha de afrontarse y ser gestionado para que sea una fuente de crecimiento.
Definición de Liderazgo según la RAE
Según la Real Academia Española (RAE):
- 'Persona que dirige u orienta a un grupo, el cual reconoce su autoridad' y 'persona, equipo o empresa situados a la cabeza en una clasificación'.
- Con el sentido de 'dirigir o encabezar un grupo, una competición, etc.', se emplea en todo el ámbito hispánico el verbo liderar, que alterna con liderear en amplias zonas de América como México, Centroamérica y las Antillas.
Es cierto, queda mucho por escribir y decir sobre el liderazgo actual. Los tiempos son convulsos.
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