Mucho se ha idealizado la tiranía (o toxicidad) en los puestos de trabajo de responsabilidad. Diablos vestidos de Prada a los que se les consiente cualquier tipo de crueldad intolerable con tal de alcanzar el tan ansiado triunfo profesional para el empleado y el necesario cumplimiento de resultados para los negocios. Y aunque verlo en forma de comedia romántica en la gran pantalla puede ser incluso entretenido, en la vida real este tipo de comportamientos irrespetuosos desarrollados de manera jerárquica tienen un coste muy alto tanto para los trabajadores como para las empresas.
Según datos del informe “2022 Global Health Care Outlook: Are we finally seeing the long-promised transformation?” de Deloitte, se estima que las consecuencias económicas secundarias de la mala salud mental cuestan a los empleadores 2.000 dólares por empleado al año. Un panorama que, lejos de mejorar, no deja de empeorar, por más que los esfuerzos corporativos en este sentido hayan aumentado bastante. Por todo ello es importante saber detectar el problema a tiempo para ponerle solución, ya que las últimas investigaciones no paran de demostrar que un ambiente saludable en el trabajo depende -y mucho- de la relación entre los compañeros, pero también con los jefes.
El Liderazgo Integral Según Álex Rovira
“¿Cuál es el tipo de liderazgo que el mundo necesita?”, se pregunta Álex Rovira. Y es en su Escuela Humanista, donde enseña cómo deben ser los líderes de hoy y del futuro. En este nuevo milenio la tendencia se dirige hacia un nuevo concepto de liderazgo, el líder integral. Uno cuyo liderazgo esté basado en los valores que ponen en el centro a las personas y su bienestar: “Un Buen o Buena Líder es esa persona que todos quieren tener cerca.
De acuerdo con Rovira los directivos de todos los niveles no pueden limitarse a reaccionar ante la transformación, tienen que liderar el cambio y ser agentes directos en el proceso de reinvención, la verdadera fuerza reside en no necesitar aprovechar la ira, el descontento, subirse a la ola de la frustración y el miedo para conseguir el consenso, el poder y el control, sino en tomar decisiones, con firmeza y responsabilidad, pero sintiendo y actuando a través del corazón. Un jefe amable “prefiere la amabilidad a la autoridad, la humildad a la humillación y pone los números al servicio de los valores y no al revés. Hace que la otra persona y su bienestar sean prioritarias”.
Los líderes que logran conectar a sus colaboradores emocionalmente con su trabajo, suelen tener equipos que responden de una manera más positiva a los retos y éxito del negocio. “Comprender dónde está el equipo, cuáles son sus fortalezas, sus oportunidades de mejora, en qué momento laboral, personal y emocional se encuentran; nos ayuda, como líderes, a entender y atender las necesidades de todos. Cuando atravesamos situaciones a las que no estamos preparados, es donde ponemos a prueba el poder de resiliencia y seguridad de los equipos y de los líderes.
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En su intervención, Rovira explica que el cambio suele venir impuesto desde fuera, generando resistencia, miedo o inercia, mientras que la transformación nace desde dentro, cuando logramos encontrar un propósito profundo que nos impulsa. A través de ejemplos conmovedores y cotidianos, como la historia de un amigo que dejó de fumar tras saber que iba al ser abuelo, nos muestra cómo el amor -entendido como voluntad de comprender, cuidar e inspirar- es la fuerza más poderosa para dar sentido a nuestras decisiones y guiar nuestra evolución personal. Con un mensaje claro y esperanzador, Álex Rovira nos recuerda que el sentido no siempre se busca: a veces nos encuentra en medio de una herida o una crisis.
¿Qué Significa Ser un Buen Líder?
Aunque estemos empeñados en cambiar el concepto de jefe, siguen siendo los que gestionan, gobiernan, controlan y organizan. Mejor o peor, tienen la responsabilidad de gestionar un equipo de personas y conseguir llevar a cabo un proyecto. Si miras hacia atrás en la historia y ves nombres como Marco Aurelio, Jacinda Ardern, Henry Ford, Maya Angelou, Steve Jobs, Elisabeth Kübler-Ross, Elon Musk, Anita Roddick o Sun Tzu.
Sin lugar a duda un buen líder es una persona honesta, un referente, alguien carismático, que genera confianza, respeto, inspiración y a la vez, es capaz de mostrarse completamente comprometido con la causa. Pero, ¿te has planteado alguna vez qué tipo de jefe tienes o has tenido a lo largo de tu vida laboral? El jefe o líder es aquella persona que tiene una influencia significativa entre las personas que dirige. Se trata de una función esencial dentro de una organización, ya que es quien guía al equipo de trabajo. Sus funciones son de lo más diversas según el tipo de organización y garantizar la consecución de los objetivos organizativos, así como asegurar la estabilidad de la empresa, son siempre sus prioridades.
Jefes y jefas existen muchos, “de todas clases y colores”. Hay tantos tipos de jefes como personas diferentes en el mundo, porque cada persona es única y como jefes y jefas también lo serán. Partiendo de que no es fácil dirigir una empresa, puesto que requiere unas capacidades, habilidades, energía y tiempo que no todo el mundo tiene, el/la líder sí debe tener la capacidad de no centrarse exclusivamente en los números y la obtención de resultados, para atender las necesidades de su equipo.
El estilo de liderazgo ha tenido una clara evolución en la que ha quedado atrás ordenar y mandar a las personas trabajadoras, para incorporar líderes que inspiren y motiven a su equipo con el fin de alcanzar unos resultados objetivos. Conocer los diferentes tipos de jefes es importante en tanto en cuanto su labor y su estilo de liderazgo muchas veces determina la productividad y el ambiente de la empresa. Conocerlos permite potenciar los puntos fuertes y corregir aquellos que estén siendo un obstáculo para el buen curso de la compañía. Entender su forma de trabajar y actuar también le da pistas al trabajador sobre cómo actuar ante ellos.
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Tipos de Jefes y Cómo Trabajar con Ellos
Con un comportamiento tiránico o dictatorial, es el típico jefe del ordeno y mando. Controla individualmente todas las decisiones y no acepta los consejos de su equipo. Al ser tan controlador, no deja espacio para la innovación ni la creatividad. “El autocrático es una persona desconfiada. Es difícil que delegue, que comparta, que escuche. Su prioridad son los resultados y no las personas. Suele tener bastantes dificultades para relacionarse con otros”. Rovira afirma que como se mueve por resultados, hay que darle muchas respuestas e información para que confíe, esté tranquilo y así no se provoque un conflicto con él.
- Jefe Democrático: Es lo contrario al anterior perfil. Su lema sería el “¿tú qué piensas?”. Invita a todos los miembros del equipo a ser participativos, a que formen parte del proceso de la toma de decisiones. Y esto hace que los empleados se sientan más valorados, al tiempo que construye relaciones de equipo sólidas. “Es abierto, le gusta que la gente proponga ideas”, explica Rovira. Cómo trabajar con él: proponle ideas, aporta tu opinión, hazle preguntas y escúchale. Por su estilo que involucra al equipo, “es importante contarle cómo estamos, hacer que la comunicación fluya, proponerle que nos otorgue confianza para liderar o resolver nuevos proyectos y, sobre todo, comprometernos e implicarnos.
- Jefe Laissez-faire: Literalmente significa el que deja hacer. Es el colega, el amigo, el “vosotros decidís”. Así que la mayoría de las decisiones las toman los miembros del equipo. No es controlador, sino que los empleados tienen mucha libertad y resuelven los problemas. Esto puede ayudar a la innovación, pero también a evitar responsabilidades. “Como no está, no se encarga de nada. Solo está ahí en caso de absoluta necesidad, pasa del día a día. No es ni autoritario, ni democrático, es más bien neutro y pasivo”. Cómo trabajar con él: como no está y son los miembros del equipo quienes resuelven los problemas, es necesario pedirle desde el principio que deje bien claros cuáles son los objetivos, funciones y roles para evitar generar confusión. “Es importante que especifique bien qué se espera del equipo y procurar que haya cierta cohesión entre los miembros del equipo para tratar de solventar cualquier tipo de vacío de liderazgo.
- Jefe Carismático: Inspirador y cargado de energía, “todo lo quiere hacer de alguna forma diferente”. Con ese magnetismo personal motiva y anima a los empleados para que rindan al máximo. Es un tipo comprometido con la empresa y con los trabajadores y tiene un carácter persuasivo que convence a los demás. Siempre ve lo positivo y sabe ceder el control a otros. “Va a estar siempre pendiente de cualquier novedad que se pueda aplicar dentro del equipo y de la formación. Asume constantemente retos en el día a día. Cómo trabajar con él: necesita personas en su equipo cargadas de energía, así que sería recomendable que sus empleados estén muy preparados para afrontar cambios, nuevos proyectos e ideas innovadoras. “No es un líder fácil si no eres alguien que se adapta bien ante el cambio o cualquier innovación, ya no solo en el día a día, sino en la gestión interna.
- Jefe Inseguro: Está presente pero no tiene ni idea de cómo resolver las funciones de un jefe y no ejerce como tal. “Tiene muchísimas inseguridades, y puede volverse autoritario porque aplica el ordeno y mando como le dicen, pero se va diluyendo, porque como no tiene carácter, se va retrayendo”. Su falta de confianza la proyecta como desconfianza hacia los empleados. Es muy probable que no asuma su culpa, sino que se la endose a otros. Eso sí, se atribuirá el mérito por un buen trabajo. Cómo trabajar con él: intentar buscar espacios de diálogo, elogiar sus puntos fuertes, fomentar la comunicación siendo transparente para darle confianza. “Es importante ponerle en la situación de todo lo que pueda estar sucediendo para ayudarle a tomar decisiones. Contribuir de alguna manera a hacerle entender qué es lo que está pasando, qué necesidades tenemos cada uno en el equipo. Trasladar una cierta tranquilidad para que tome decisiones y vaya empoderándose”.
- Jefe Transformador: Es un jefe innovador, aprende rápido, motiva al equipo buscando desafíos e intenta sacar lo mejor de todos. Es capaz de ver el potencial talento de los empleados y los insta continuamente a salir de la zona de confort. Predica con el ejemplo y se convierte en un modelo para el resto del equipo. “Transforma el proyecto a través de las personas, las inspira a través de retos, las motiva haciendo lo contrario que el autoritario, no es un ordena y mando, sino vamos a ver cómo podemos hacer esto de otra manera. Es una mezcla entre el democrático y el carismático”. Cómo trabajar con él: potenciar el pensamiento crítico e innovador para aportar ideas nuevas constantemente. Esto le ayudará a liderar de una manera muchísimo más efectiva.
Álex Rovira: Trayectoria Profesional y Reconocimientos
Álex Rovira Celma, nacido en Barcelona el 1 de marzo de 1969, es una figura destacada en el mundo empresarial, literario y del desarrollo personal. Es reconocido internacionalmente como empresario, escritor, economista, conferenciante y consultor español. Su trabajo se centra en la mejora y transformación humana, tanto a nivel individual como colectivo, así como en el desarrollo del liderazgo.
Rovira es un experto en procesos de cambio cultural y en la creación de culturas de talento dentro de las organizaciones. Su enfoque se basa en la creencia del poder transformador de la palabra y la comunicación, buscando siempre tender puentes para comprender al otro y promover el bien común.
Ha vendido cerca de ocho millones de copias de sus diferentes títulos, y algunos de ellos han llegado a ser número uno de ventas en España y en otros países. Asimismo, está considerado uno de los mayores expertos en psicología del liderazgo a nivel mundial.
Obras Destacadas de Álex Rovira
Es autor de casi una veintena de libros, entre ellos “La Buena Suerte”, que ha sido editado en 52 idiomas y del que ha vendido más de diez millones de copias o “La Buena Crisis”, una obra inspiradora, amable e ilustrativa que ayuda a entender la relación entre crisis, cambio y transformación.
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- La Buena Suerte: Su obra de mayor impacto internacional, traducida a 42 idiomas y con un éxito sin precedentes en la literatura de no ficción española, vendiendo más de tres millones de copias en tan solo dos años.
- Las Siete Llaves: En este libro, los autores descubren las claves para desprendemos de creencias limitantes y cómo lograr las siete llaves que nos permitirán vivir conforme a nuestra esencia: la llave de la creencia, la llave del juicio, la llave del logro, la llave del disfrute, la llave de la entrega, la llave de la identidad y la llave del ser.
- Tu Mentalidad Buena Suerte: Álex Rovira nos presenta Tu Mentalidad Buena Suerte, el método para poner en práctica en tu día a día los principios que inspiraron este gran relato. La mentalidad es el conjunto de creencias y costumbres que conforman nuestro modo de percibir, interpretar, pensar, enjuiciar la realidad y actuar.
Publicaciones Recientes
Álex Rovira ha publicado varios libros y audiolibros en los últimos años, explorando temas como la alegría, el amor y el poder personal. Algunos de sus trabajos más recientes incluyen:
- Ecos del Olimpo (2025)
- Alegría (2024)
- Amor (2024)
La Filosofía de Álex Rovira
Álex Rovira se niega a renunciar a la utopía. Cree que hoy, más que nunca, son necesarios los idealistas sumamente prácticos, los que tocan con los pies en el suelo pero anhelan las estrellas. Aquellos que entienden que los sueños sin acción son meras ilusiones, pero que la acción sin sueños carece de alma y dirección.
Mentalidad Buena Suerte
Pienso que la resignación es un suicidio cotidiano. Renunciar a crear una vida mejor y un mundo mejor es traicionarnos a nosotros mismos y a quienes vendrán después. Es en la esperanza activa, no en la espera pasiva, donde encontramos el impulso para transformar nuestra realidad.
Cree que cada cual es responsable, no solo y evidentemente, de su propia vida, sino de contribuir con su trabajo a una mejora en la vida del otro y de dejar un legado en forma de servicio, paz, salud, bienestar, prosperidad, amor y consciencia. Mi bienestar está inexorablemente ligado al tuyo. Mi libertad se expande cuando la tuya también lo hace.
Defiende que nuestras pequeñas acciones cotidianas tienen un poder transformador incalculable. Los pequeños actos de servicio y coraje, casi imperceptibles a veces, son como hilos invisibles que van tejiendo una red de humanidad capaz de sostener el peso de nuestros sueños colectivos. Lo que hoy parece un gesto insignificante -una palabra de aliento, un acto de honestidad, un momento de valentía- mañana puede convertirse en el eco que despierte la mejor versión de quienes nos rodean.
Cree profundamente en el poder de transformación de la palabra, de la comunicación que busca tender puentes para comprender al otro y para buscar, siempre, el bien y el beneficio común.