Diferencia entre Emprender e Innovar: Ejemplos y Claves

La innovación y el emprendimiento son términos que han cobrado gran importancia en los últimos años e incluso en las últimas décadas. Vamos a profundizar más en cada término, en las diferencias que separan emprendimiento e innovación pero también los puntos en común y por qué deben ir de la mano.

¿Qué es la innovación?

Según la RAE, la innovación es la "Creación o modificación de un producto y su introducción en un mercado". Nuestra definición es algo más amplia. Entendemos que la innovación se basa en la introducción de nuevas ideas, métodos o estrategias, con la finalidad de hacer más fácil la vida de las personas.

Esto se traduce en modelos de negocio, servicios o procesos nunca aplicados con anterioridad. Por ejemplo, el desarrollo de tecnologías destinadas a reducir la tasa de consumo de electricidad se puede considerar un tipo de innovación. La innovación necesita de la creatividad. Esto conduce a nuevos mercados, conocimientos, transformaciones tecnológicas, reformulaciones económicas, etc.

En definitiva, se cambia el status quo y se permite a las organizaciones seguir siendo competitivas en un entorno cada vez más cambiante. No en vano, los términos “investigación”, “desarrollo” e “innovación” conforman las famosas siglas I+D+i.

Innovación vs Invención

La innovación y la invención están estrechamente vinculadas, pero ambos términos no son intercambiables. Una invención es una creación completamente nueva.

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El proceso de innovación empresarial puede producir una invención, pero este término tiene un alcance más amplio e incluye la aplicación de un concepto o práctica preexistente de una manera nunca vista, o la reformulación de una tecnología, producto o proceso para mejorarlo.

Ciclo de Innovación Empresarial

Si bien no existe una fórmula única para la innovación empresarial, las organizaciones funcionales han integrado un proceso cíclico destinado a generar, probar y desarrollar ideas que pueden conducir a innovaciones.

El ciclo a menudo se divide en cuatro partes. Comienza con la articulación de ideas en torno a áreas clave (modelos de negocio, marketing, procesos, productos y servicios), para pasar después a una fase de descubrimiento, desarrollo y entrega. La primera fase se centra en la creación y registro de ideas, así como en la evaluación preliminar de las mismas.

La siguiente fase se centra en probar las ideas a través de programas piloto o pruebas de conceptos, durante los cuales se hace una evaluación en profundidad. Las últimas dos fases se centran en escalar ideas, pasarlas a producción e integrarlas en las operaciones comerciales normales.

¿Qué es el emprendimiento?

Según la Real Academia de la Lengua, emprender es “acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro”. El emprendimiento es la disposición de un individuo o grupo de personas para asumir riesgos y desarrollar oportunidades comerciales en un nicho de mercado.

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Los empresarios son líderes, innovadores, pioneros e inventores. Están a la vanguardia de los movimientos económicos, tecnológicos y sociales en su campo. El espíritu empresarial consiste en convertir grandes ideas en oportunidades de negocio viables. Se trabaja con riesgos calculados, pero nada se deja a la improvisación y siempre hay planes alternativos ante posibles contingencias.

Entonces, de base, un emprendedor no tiene porqué lanzarse al mercado con una idea innovadora: por ejemplo, se puede emprender con una panadería en un pueblo que hasta el momento carecía de ese servicio.

Si bien comenzar cualquier negocio siempre entraña cierto riesgo, la cultura del emprendimiento va ligada a las startup, empresas con gran capacidad de cambio, innovación y ligadas en la mayoría de los casos a las tecnologías. Estas empresas suelen comercializar un producto o servicio que da respuesta a una necesidad a través de una idea innovadora.

Motivos por los que el emprendimiento e innovación deben ir de la mano

Si bien, en su sentido estricto, algunos proyectos emprendedores apenas necesitan de la puesta en marcha de estrategias de innovación empresarial, resulta importante señalar que, por el contrario, toda apuesta innovadora exige siempre ser impulsada y sostenida por un importante espíritu emprendedor.

Emprender e innovar se convierten así en caras inseparables de una misma moneda que resulta esencial para que una determinada empresa, siempre en cambio permanente, produzca los recursos necesarios para el lanzamiento exitoso de nuevos productos y servicios más próximos al cliente.

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Un buen emprendimiento comienza con la innovación: una idea, un proceso, un foco diferenciador... Además, en el emprendimiento hay un componente de riesgo en el espíritu empresarial que no está presente en la innovación.

Reducción de riesgos

Convertir una idea abstracta en una oportunidad de negocio supone enfrentar riesgos. Por el contrario, la innovación se basa en la experimentación y la reducción sistemática de esos riesgos. Así pues, unir emprendimiento e innovación, introduciendo el elemento de la innovación en el proceso de emprendimiento, es un motor que garantiza procesos mucho más fiables y con garantías.

Mayor durabilidad

El emprendimiento busca que los proyectos permanezcan en el tiempo.

Máximo Interés

Los emprendedores fracasan, reconsideran y trabajan duro para que la empresa sea más exitosa. Por el contrario, los innovadores suelen perder interés después de la etapa de “concepción de la idea”. Cuando el emprendimiento va unido a la innovación, no se pierde el interés y se busca profundizar en las ideas propuestas.

Habilidades integrales

Los empresarios necesitan habilidades orientadas a la planificación, liderazgo, gestión y toma de decisiones; asumen riesgos, trabajan duro y están comprometidos. Los innovadores tienen pasión por la investigación y experimentan con el pensamiento creativo. Este mix ayuda a generar la sinergia perfecta.

Causa y efecto

La innovación es el resultado de un nuevo pensamiento. Por otro lado, el espíritu empresarial es el proceso de hacer de la innovación una oportunidad de negocio. Esto demuestra que un concepto es causa y efecto del otro.

Crecimiento potencial

El crecimiento empresarial significa, en última instancia, aumentar los ingresos económicos. Una innovación exitosa agrega valor a los negocios, posibilitando que escalen sus ganancias en el tiempo. Si no se innova bien, cualquier propuesta quedará obsoleta con el paso de los años.

Máxima competitividad

La innovación ayuda a mantenerse por delante de la competencia. En definitiva, innovar es un camino para el desarrollo que ya han tomado muchas empresas.

Hay que tener en cuenta que el carácter innovador de una persona o de una empresa es algo más que diseñar un nuevo producto o servicio. Toda persona emprendedora que tenga un mínimo de experiencia en la gestión de un proyecto empresarial, independientemente del sector al que pertenezca éste, sabe, por el contrario, que el acto de innovar es un proceso mucho más amplio que abarca a toda la organización.

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